martes, 19 de marzo de 2013

Empleo + Internacionalización: ¿qué va primero?

En las últimas semanas hemos escuchado al gobierno del PP algunas de las primeras medidas de 2013 encaminadas a la generación de empleo, mediante la apuesta por el emprendimiento y, a su vez, la creación de empleo por parte de autónomos y PYMES.

En ese sentido, estamos viendo que la intención del gobierno es reducir esta cifra como sea, una vez que el problema del desempleo se ha convertido en estructural en España: son ya más de 1 de cada 4 españoles los que se encuentran sin empleo, y mes a mes la cifra va en aumento, llegando a los 5 millones de parados a comienzos del mes de marzo.


Sin embargo, desde nuestra opinión, las ayudas a la creación de empleo (subvenciones a la contratación, reducciones en las cuotas a la seguridad social, subsidio de la cuota de autónomos para colectivos como jóvenes y mujeres) son solo medidas "cortoplacistas" o, si me apuran, finalistas: poco o nada va a contratar un autónomo si no tienen acceso al crédito, si sus perspectivas de facturación son negativas o si debe afrontar amortizaciones que le impiden pensar en otra cosa que no sea pagar prestamos pasados.

Tal y como lo explica de manera excelente el BBVA, a través de su Documento de Trabajo - La Internacionalización de las Empresas Españolas, el problema de la economía en nuestro país se debe, principalmente, a que ha sido la demanda interna la que ha mantenido nuestro nivel de vida. Antes, durante y después incluso de nuestra entrada en la UE y la UME.


A todos los políticos se les "llena la boca" con expresiones tales como "apostar por la internacionalización" o "promover el papel de la Marca España" fuera de nuestro país. Pero de palabras sólo no se vive, y todas las acciones y políticas deben de combinar, por un lado, la salida del paro de tantos y tantos españoles; y por el otro, la reorganización del modelo productivo en nuestro país para que dentro de 5, 10, 25 o 50 años no estemos en una situación similar.

Hasta ahora, la generalidad de las empresas españolas que han salido fuera de nuestras fronteras se ha circunscrito a aquellos grupos / conglomerados con, como norma general, más de 250 trabajadores, que han podido aprovechar la no tan mala situación económica mundial para posicionarse internacionalmente e, incluso, mantener su cuota de mercado durante los peores años de la crisis  mundial (2007-2010)


Si por un lado tenemos el hándicap de que en España una estructura empresarial, basada en PYMES y micro-PYMES que superan el 95% del total de las sociedades,por el otro lo suplimos con una base exportadora muy diversificada. No nos pasa lo mismo que algunos países como los latinoamericanos, muy dependientes de la exportación de materias primas, o los BRICS que, hasta ahora, se basaban en la venta en terceros mercados de sus manufacturas.

Tal y como apunta el BBVA en su estudio, la opción para crecer a corto plazo es dual: por un lado, el asociacionismo de las empresas; por el otro, la apertura a capital extranjero, en sus diferentes posibilidades (adquisiciones, fusiones, joint ventures, capital-riesgo...)


Pero volvemos a lo dicho al comienzo de este artículo: el problema es estructural, no coyuntural. La economía española saldrá adelante gracias a su internacionalización  pero los datos del propio estudio del BBVA demuestran que, si no hay una mayor contratación de trabajadores por parte de una empresa, las posibilidad de tener capacidad exportadora se reducen. Es decir, el aumento de una conlleva la inversión en la otra.

Apostando por los sectores con mayor productividad en España (por ejemplo, Metalmecánica, Alimentación, Material Eléctrico, Transporte o Mueble, entre otros), se deberían enlazar las políticas de empleo con la internacionalización de estas empresas: formación a los parados en diferentes aspectos relacionados con las ventas a terceros países (idiomas, logística, marketing...), aplicar reducciones a las cuotas en las Seguridad Social a aquellas empresas que apuesten por salir fuera de España, continuar con programas exitosos como el PIPE, y no reducir su cuantía tal y como ocurre en la actualidad...


Y es que para finalizar, en nuestra opinión, no se deberían circunscribir las ayudas a la generación de empleo sólo al sujeto, sino a la finalidad. De nada sirve orientar la formación de los parados a cursos obsoletos que no casan la oferta con la demanda, cuando ni siquiera en las universidades hay una carrera / grado dedicado al Comercio Exterior de manera reglada: apostemos ya por la internacionalización de manera global...

(créditos de la fotos, loscuartelesesmibarrio.blogspot.com, BBVA, aesjogren.org, komunika.info)